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Lo insufrible de ser adulto

Foto(s): Cortesía
Lorena Jiménez Salomón

Intentaré exponer de la manera más clara posible el mundo sobre el cual se forjó el espíritu de muchos jóvenes de hoy en día.

El primer elemento

Eventualmente, la vida del joven ha estado permeada por la preocupación de los padres de proveerles a sus hijos lo mejor o en su defecto que no vivieran o vivan lo que ellos en su niñez y juventud, en algunos casos llevada al extremo. Vale la pena resaltar que en la mayoría de casos, es la madre quien la ejecuta, pues el hombre, al parecer de un tiempo a la fecha, se sigue desentendiendo de la actividad paterna, al pensarse nada más como proveedor en el mejor de los casos, en otros es totalmente ausente.

Expliquemos que sería la preocupación llevada al extremo. Para ello partamos de circunstancias que se pudieran presentar con los hijos: los padres se quejan de que no obedecen, que no se desprende del celular, que están de mal humor, que no quiere hacer nada, que pura calle son o se la pasan encerrados en su cuarto. Cuando tal situación lleva a la madre o padre a alcanzar un estado afectivo álgido, posiblemente se comporten groseros y déspotas con aquel o aquella a quien le procuran o procuraron no viva lo que ellos. Por regla general es cuando también se hacen presentes los reproches, "de que nos les ha hecho falta nada o que todo les han dado"; por otro lado, surgen las comparaciones con lo duro que fue la vida para ellos a esa edad. Estas dos acciones van a hacer vibrar, por decirlo de alguna manera, algo que se ha gestado hasta la época actual en el hijo.

No saber del mundo, otro elemento

Una expresión popular que podría definir el contexto de muchos jóvenes, es la de "mandarlos a la guerra sin fusil", pero al parecer -dicho metafóricamente- no saben lo que es la guerra, es decir los padres no les hemos enseñado a los hijos de qué trata la vida. Esto último es de entender, pues muchas veces ni nosotros mismos sabemos de lo que trata; en la mayoría de casos, el adulto ha perpetuado su vivencia y dolor narcisista, y desde ambos ha formado o pretende formar a los hijos.

Me parece importante remarcar que esta no es una crítica a la actitud materna y paterna. La intención es dibujar las posibles circunstancias que anteceden a una de las condiciones que los jóvenes adoptaron ante la vida y que regularmente no se toma en cuenta cuando se busca solucionar los conflictos que afrontan. En ocasiones solo se hace presente en dos escenarios: para reforzar el sentimiento de culpa de los padres al reafirmarse que algo hicieron mal o cuando de la misma manera se refuerza el envilecimiento contra el o la hija en cuestión.

Continuará el sábado…

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