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Leer regocija el espíritu

Libro con letras
Foto(s): Cortesía
Antonio Ávila Galán

¡Es mío, el libro es mío!

Y la niña lo arrebató de las manos,

y se puso a hojear el libro que su hermano mayor quería tirar.

El Día Nacional del Libro nace por decreto presidencial el 6 de noviembre de 1979, cuando gobernaba el país José López Portillo. Se conmemora este magno evento en honor al natalicio de Sor Juan Inés de la Cruz. El decreto puso énfasis en que “la educación dentro del proceso del desarrollo del país es prioritario”; siendo que la secretaria de educación pública, los estados municipios mexicanos, las diversas instituciones educativas y culturales; así como editoriales y organismos gubernamentales realizaran y difundirán actividades culturales, promocionando el hábito de la lectura del libro, como aliado del enriquecimiento y desarrollo cultural y educativo en México. Por tal motivo el día 12 de noviembre de 1980, se celebró por primera vez el día internacional del libro, siendo el tema principal Sor Juana Inés de la Cruz. 

La gran defensora del feminismo, apasionada mujer  que se opuso a las reglas sociales de su época, dejó una obra sin precedentes. Mujer que aprendió a leer a los tres años de edad y a los ocho años ya escribía poesía, con una gran calidad, siendo una persona autodidacta, pues en su época las mujeres tenían prohibido estudiar en los niveles universitarios. Juana Inés de Asbaje y Ramírez, su verdadero nombre, nació en San Miguel Neplantla en 1651, un 12 de noviembre, a los 16 años entró al convento de Las Carmelitas, por lo cual toma el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz, como se le conoce dada su extensa obra; sobretodo destacó en poesía con sus inolvidables sonetos. Se le conoce con el nombre de la décima musa, ese seudónimo ella misma lo utilizó para firmar sus obras. 

38 años han pasado desde entonces, con el propósito de divulgar el hábito por la lectura, ante este día tan especial se puede dejar entrever que no hay mejor placer que motivarse con la buena lectura de un libro, regocijo que trae consigo muchas demandas. En este contexto se puede amenizar que si el joven estudiante pensara o reflexionara, qué es lo mejor para pasar el tiempo, fuera de lo que nos invade cotidianamente, – televisión, maquinitas y otros enseres del demonio -; decidiría por meterse a una biblioteca o a comprar un buen libro y recluirse amenamente a leer; a viajar por horas con la alternativa de conocer muchos lugares inigualable a donde lleva todo escritor: leer regocija, ameniza, interioriza; eleva el espíritu, santigua el alma, rehace viejas heridas sanándolas; lo es todo, el mundo de las palabras en la lectura. La lectura, sólo la lectura infatigable amiga te hará buen artista, excelente maestro, exitoso profesionista, buen jornalero, un culto padre y guía para tus hijos.

La lectura te sumerge en un mundo dinámico que te capacita a ser mejor cada día, porque te interioriza y te da más motivo para dar lo mejor de ti. Cuando te decides abrir un libro para sumergirte en su lectura; abres un nuevo mundo donde amanecerá otra posibilidad de vida, una nueva experiencia que empieza a llamarte amigo.

Dicen estudiosos al respecto, que un libro es un amigo fiel, un maestro silencioso, un confidente amoroso, que nunca te reprende y te va aconsejando poco a poco hasta meterte al redil, abriéndole de par en par el espíritu: amigo fiel, que muchas veces, abandonamos a medio camino. Un libro no existe si tu nunca lo abres para leerlo, has de cuenta que ningún escritor ha escrito ese libro; esto, mientras nadie lo lee.

El escritor y promotor de lectura Felipe Garrido, nos regala esta reflexión: la lectura es una ventana por la cual los niños ven y conocen el mundo y se conocen a sí mismos, no verá el niño la belleza del mundo circundate si no ha percibido la belleza de la palabra leída en el libro. El camino al corazón y a la conciencia del niño llega por dos lados que parecen opuestos a primera vista: del libro, de la palabra leída a la experiencia verbal, y de la palabra instalada ya en el mundo espiritual del niño al libro; a la lectura, a la escritura.  

La vida en el mundo de los libros es cosa muy distinta a la lectura de las lecciones, por concienzuda y aplicada que sea, puede darse el caso de un alumno que termina estupendamente los estudios y desconoce por completo lo que es la vida intelectual, ese alto goce humano que proporciona el leer y el pensar. La vida en el mundo de los libros es conocer la belleza del pensamiento, es gozar de las riquezas culturales, es elevarse uno mismo.

En este mundo –nuestro país-, muy poco intelectual, pero de grandes políticos, lo que menos se preocupa el gobierno es formar lectores de libros. Deber del estado y único al igual que las autoridades educativas, es buscar y fomentar una política cultural adecuada que forme lectores potenciales: nuestro país necesita esa experiencia, pues sin duda, por ahí se iniciará a esfumar la alta corrupción de políticos y gobernantes: porque un pueblo lector, jamás permitiría tan lamentable asunto. Por lo mismo el 12 de noviembre de cada año, se festeja el día nacional del libro, aunque sea de oídos pero algo se celebra. 

(Sábado 12 de noviembre del 2022)