Para los transportistas que se dedican al negocio de los fletes, la situación económica no mejora, a pesar de que se observa mayor movimiento en el centro de la ciudad, para este grupo de trabajadores desde hace más de un año van al día a día.
Diariamente se observa al pie de diferentes tiendas de electrónicos una fila de camionetas de redilas dedicadas a la carga y transporte, mejor conocidos como fletes. Los fleteros se estacionan cerca del lugar para ofrecer sus servicios a quienes llegan a realizar la compra de muebles o electrónicos.
Previo a la pandemia, cada uno realizaba entre seis y ocho viajes al día dependiendo de la fecha, por lo que aseguran que no se podían quejar, sin embargo desde marzo del año pasado, la contingencia, el confinamiento y el cierre de comercios no esenciales los llevó a caer de forma drástica.
Actualmente y a pesar de que se observa mayor flujo de personas en el centro de la ciudad y las zonas comerciales, cada fletero registra al día entre uno y dos viajes.
“Nada más basta con que volteen a ver, aquí estamos todos, estamos esperando a que salga un viaje, aquí la cosa está igual desde hace más de un año”, aseveró don Abad, quien durante 10 años se ha dedicado a los fletes.
Aunque el día de las madres resultó favorable para muchos comercios, en el caso de los fleteros no se generó trabajo, debido a que los obsequios que dieron a las mamás fueron pequeños, como flores, pasteles, ropa y accesorios, nada que necesitara de sus servicios.
A pesar de que muchas cosas subieron su precio, en el caso de los fletes, se mantienen con las tarifas del año pasado; “seguimos respetando la misma cantidad por viaje, imagínese si no hay trabajo le subimos, menos nos contratan”, comentó don Bonifacio.
El precio de un viaje varia de acuerdo a la distancia, y va de los 120 a 150 pesos en distancias cortas y alcanza los 500 pesos en comunidades retiradas.
