Pasar al contenido principal
x

Víctor Bravo Ahuja, Hijo ilustre de Tuxtepec

Foto(s): Cortesía
Antonio Ávila Galán

 30 años de ausencia

              Un gran suspiro

 Lleno de interesantes recuerdos 

No podemos hablar de la modernidad de Tuxtepec sin nombrar a un personaje tan relevante para la ciudad como es Víctor Bravo Ahuja. Nace el 20 de febrero de 1918 en la villa de Tuxtepec. Quién diría que sería un pilar importante en la educación de nuestro país. Hijo de Rodrigo Bravo Monsalve y de Carmen Ahuja Bougeard.

El 4 de agosto de 1968, el doctor Víctor Bravo Ahuja fue elegido gobernador del estado de Oaxaca y tomó posesión el 1° de diciembre de ese año.

Este tuxtepecano estuvo desde muy joven en contacto con los diversos grupos autóctonos del estado, y desde entonces sintió una honda preocupación por la situación económica y cultural de su pueblo. Como gobernante visitó todas las regiones del estado y mantuvo un diálogo directo con la gente. Llevó a cabo importantes obras de infraestructura para acelerar el desarrollo de la entidad, elevando sus niveles socioculturales y económicos. Durante su gestión como gobernador se electrificaron 428 poblaciones de su estado y quedaron aseguradas otras 400, y en el plano educativo se construyeron mil 373 aulas para atender los diferentes niveles educativos. 

Sin haber terminado su mandato como Gobernador Constitucional del Estado de Oaxaca, Luis Echeverría Álvarez lo nombró Secretario de Educación Pública, el 1° de diciembre de 1970 tocándole celebrar los cien años de la muerte de otro oaxaqueño, el ilustre Benemérito de las Américas Benito Juárez, por lo cual inaugura una estatua a la entrada de la Secretaría de Educación Pública, con el pensamiento: “El anhelo de saber es innato en el corazón del hombre”. 

Nuestro personaje fue un hombre de bien, con voluntad de ser y servir por el amor a su tierra que lo ve nacer, a la que regresa constantemente a impregnarse con los vientos del Papaloapan. Dejó una ejemplar enseñanza, que hace resurgir al ser espiritual en todo su esplendor sin esperar una buena respuesta, no como pago, sino como un signo de responsabilidad; he ahí la humildad y grandeza de un hombre de valor.

 En su pueblo natal Tuxtepec, la llamada Esmeralda del Papaloapan, transforma la escuela Secundaria Federal No. 6 en la escuela Técnica 41, en la que se organizaron talleres y laboratorios y se iniciaron los jóvenes con una labor técnica. Bravo Ahuja genera la escuela vocacional que pronto se transforma en CECYT y años más tarde se convierte en lo que hoy se conoce como CBTis; se atrevió a iniciar en su región de origen, un buen desarrollo agropecuario a través de escuelas secundarias agropecuarias, el bachillerato agropecuario y el Instituto Tecnológico Agropecuario. Crea también en Tuxtepec en la década de los setenta el Instituto Tecnológico, máxima casa de estudios en la región de la Cuenca, al que acuden jóvenes egresados del bachillerato de los pueblos ribereños de esa región. 

Víctor Bravo Ahuja genera la creación del Instituto Nacional Indigenista y la creación en Tuxtepec, de la Normal Superior Regional de Educación Primaria, para 800 alumnos becados. Esto fue detonante para el desarrollo de la región tanto de los pueblos de Oaxaca como del Estado de Veracruz.

Se creó la Casa de la Cultura –que hoy lleva su nombre– en el año de 1979, con una estructura moderna para su tiempo, un amplio auditorio, diversos talleres artísticos y sala audiovisual; solamente dos o tres casas de cultura de este tipo existen en el país. 

Decía Bravo Ahuja: “El sotavento es un gran llano, donde nos hermanamos los pueblos de la Cuenca baja por un lado y por el otro tenemos la gran Chinantla y la zona Mazateca. Tuxtepec es el espacio y balcón para las dos culturas, tanto para la mazateca y chinanteca así como la sotaventina, ya que todo el comercio lo hacen en Tuxtepec esos pueblos hermanos”.

El doctor Víctor Bravo Ahuja Como impulsor de la educación pública, encendió en su tiempo para la posteridad, la enmienda de dar a su pueblo el desarrollo en el plano educativo, tanto en el país como en su estado y en su lugar de origen, y es en la región de Tuxtepec, de donde fue originario, que se le reconoce como hijo predilecto a este hombre de sueños presurosos, hombre de piedra y luz, que nos abandona para adentrarse en un mar de sueños,  hace 30 años, el 2 de septiembre de 1990.

Víctor vuelve a danzar cada dos de septiembre.