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Vitalidad y agonía de la lengua chinanteca 

Día Internacional de la Lengua Materna.
Foto(s): Cortesía
Lorena Jiménez Salomón

La lengua materna es aquella que uno aprende por su crianza en el medio familiar o social. En México, la lengua materna de la mayoría de la población es el español, pero además hay una gran proporción de personas que tienen por idioma materno alguna lengua originaria o indígena. 

El Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) afirma que para el 2020 había más de siete millones de mexicanos que hablaban alguna lengua originaria en nuestro país (6 de cada 100 mexicanos); y que las que concentraban la mayor cantidad de hablantes eran el náhuatl, el maya y el tseltal. 

El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali) considera que en México existen 68 agrupaciones lingüísticas pertenecientes a 11 familias, estas se corresponden con lo que comúnmente llamamos “lenguas indígenas”.

En ese sentido una de las manifestaciones de la diversidad cultural de Oaxaca es que en su territorio hay numerosos hablantes de al menos 14 de las 68 agrupaciones lingüísticas que hay en todo el país, la mayoría son personas que hablan zapoteco, mixteco, mazateco, mixe y chinanteco. En cuanto a la proporción de hablantes, en Oaxaca el 31% de su población habla alguna lengua originaria (una cifra importante si se compara con el 6% nacional). 

Particularmente la lengua chinanteca es una agrupación de 11 variantes lingüísticas según el Inali. Para 2020 el Inegi contabilizó poco más de 141 mil hablantes de chinanteco en todo el país, concentrados principalmente en 20 municipios oaxaqueños y 7 veracruzanos. 

Atendiendo a la proporción de hablantes en los municipios, es decir, la cantidad de hablantes entre la población total del mismo, se puede ver con claridad que hay algunos de suma relevancia en tanto la gran proporción de habitantes que dominan el chinanteco. Caso concreto los de Petlapa, Usila, Sochiapam, Yólox, Quiotepec, Comaltepec, Ojitlán, Tlacoatzintepec, Lalana y Jocotepec, los cuales cuentan con proporciones de hablantes que van desde casi el 87% (Usila) hasta el 60% (Jocotepec). Con estos datos podría entenderse que el chinanteco es una lengua que existe en algo así como zonas de refugio lingüístico donde aún está bien representado y es parte de la vida cotidiana y cultura local. 

Sin embargo, hay datos inquietantes ya señalados desde hace algunos años: una variante de chinanteco está cerca de la extinción: el chinanteco de Chiltepec, y otra en un proceso de lenta desaparición: el chinanteco central bajo de Valle Nacional.

Más aún, si se comparan las proporciones de hablantes de chinanteco por municipio con los datos poblacionales del 2000 al 2020 se puede advertir que la gran mayoría de estos presentan una pendiente negativa; es decir que dicha proporción va siendo menor conforme ha pasado ese par de décadas. Hay casos más dramáticos que otros, así como algunos con pendientes positivas, en los que la proporción de hablantes ha aumentado.  

Ayotzintepec, Atatlahuca, Tlacoatzintepec, Valle Nacional, y Jocotepec en Oaxaca, así como Uxpanapa en Veracruz son municipios en los que la proporción de hablantes de chinanteco ha decrecido de manera importante en 20 años, esto significa, que hay un fenómeno de reemplazo lingüístico donde el español está desplazando al chinanteco. Lo mismo se observa en las proporciones de hablantes a nivel nacional y en Oaxaca; el chinanteco se habla proporcionalmente menos que hace 20 años. 

Las excepciones, o sea, los casos en los que la proporción de hablantes ha aumentado, solo son los municipios de Lalana, Yolox, Petlapa, Sochiapan y Choapan, en estos además hay un buen signo: la proporción de niños y jóvenes de ambos sexos que hablan la lengua se ha mantenido constante en 20 años. No se puede decir lo mismo de los restantes municipios donde se habla chinanteco, en los que son cada vez menos los infantes que se apropian de la lengua y más los que solo hablan español. 

Desde la conquista española, hasta las políticas nacionales del siglo XIX y XX, se buscó erradicar a las lenguas indígenas y formar una nación monolingüe. Esa intención ha cambiado y el Estado ahora mismo reconoce que México es un país multilingüe, sin embargo, fenómenos como la falta de desarrollo regional, la migración y la globalización entre otros, están impactando la vitalidad de lenguas originarias como el chinanteco y marcan lo que parece un camino lento hacia su extinción.

Con la muerte de una lengua muere un cosmos, de tal manera que establecer políticas públicas para su preservación parece urgente, un tema que no hay que perder de vista frente a conmemoraciones como el Día Internacional de la Lengua Materna

 

*Fabricio González Soriano es profesor-investigador de la Universidad del Papaloapan, campus Tuxtepec. La presente nota es un resumen de un trabajo original por presentarse en julio próximo en la Seventeenth International Conference on Interdisciplinary Social Sciences, en Atenas, Grecia.