Pasar al contenido principal
x

¡Oh, el amor! Que día tan especial

¡Oh, el amor!
Foto(s): Cortesía
Lorena Jiménez Salomón

Tanto se habla de amor, todos los días, a cada rato, cuánto lo ofrecemos, ¿a qué día del amor se refiere la historia cuando llega la fecha del 14 de febrero?, donde la mercadotecnia ya todo lo cambió, el costoso regalo, la chuchería, las flores sintéticas. El amor dicen los poetas, es aquel que florece solo, el que da siempre, no sólo un día del año, sino el que florece todos los días y en cualquier instante. Todo enamorado debe volverse auténtico para que florezca, y cuanto más auténtico se vuelva, se siente que se desprende algo de uno.

Pero volvamos a los versos de algún poeta que dice: “De flotante fui colgando tus besos y ahora todas las noches repican con el viento”. 

Y con el vivir del juego ocioso de la noche se escribe el poema:

“Mira amiga, la noche se encorva bajo los luceros, atrapad la luna, que se derrama”.

Y al amor siempre se le canta, se le ronronea, se le regala una risa, un objeto que vibra en el corazón y es que el amor es amistad y calor y también pasaje anónimo, aunque no se sabe a dónde va a llevar.

“Porque eres mía, porque no eres mía, porque te tengo y no porque te pienso, porque la noche está de ojos abiertos, porque la noche pasa y digo amor. Porque te miro y muero y peor que muero sino te miro amor, si no te miro”.

Y el poeta Mario Benedetti clama al amor-amistad en este fragmento de poema: “compañera, usted sabe que puede contar conmigo, no hasta dos o hasta diez, sino contar conmigo, pero hagamos un trato, yo quisiera contar con usted, es tan lindo, saber que usted existe, uno se siente vivo, quiero decir contar aunque sea hasta dos, aunque sea hasta cinco, no ya para que acuda presurosa en mi auxilio, sino para saber a ciencia cierta que usted sabe que puede contar conmigo. Y el poeta remata en otro poema: “si te quiero es porque sos, mi amor cómplice y todo, y en la calle codo a codo somos mucho más que dos”.

Y efectivamente, en el amor se forma el enlace de cualquier fortaleza para la lucha diaria. Y para decir a todos feliz día de la amistad o día del amor, o del dichoso San Valentín, rememoremos al poeta Jaime Sabines cuando canta sus versos allí en la sierra chiapaneca:

“Yo no lo sé de cierto pero lo supongo

que una mujer y un hombre

algún día se quieren

se van quedando solos poco a poco…

todo se hace en silencio, como se hace la luz dentro del ojo.

El amor une cuerpos

en silencio se van llevando uno al otro

(yo no lo sé de cierto pero lo supongo)”. 

El amor es la vida, belleza que es canción del alma. Unidad y fuerza en el quehacer de los que se aman y que sirven a los demás. Esto es una comunión inigualable de corazón abierto, de sanidad verdadera, de la corteza que envuelve al espíritu en la epidermis del tiempo, qué decir de la luz que da la vida; es más que belleza que ilumina todo el camino del recorrido. Es la belleza amable, la belleza amiga que anda a nuestro lado; nos lleva consigo, nos invade el alma, nos hace sus hijos y nosotros muchas veces no nos damos cuenta. Es la vida, la verdad de un todo, la verdad de una existencia efímera; existencia total y duradera en el cuerpo del espacio y el placer de dar y recibir, más el de dar, porque con ello nos reconocemos seres únicos, dotados de una melodía armoniosa: soberanía de la esencia del ser.

¡Oh el amor! 

El amor es la vida, es existencia total y única, apego a nuestra voz interior; profunda canción que nos arrulla a la llegada de la primavera: esa eternidad nos regala la vida.