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El silencio y el amor

Cultura Tuxtepec
Foto(s): Cortesía
Antonio Ávila Galán

LA ILUMINACIÓN, NO SIGNIFICA SER DIVINO,

 EL OBJETIVO ES SER UN COMPLETO HUMANO”. 

(Lama Surya).

Para el silencio benéfico, no hay algo mejor que saber aquietar y armonizar los sentimientos. El deseo correcto es la forma correcta y más profunda de la oración. Yo acepto las cosas porque es la verdad, genera el sentimiento que lo convierte en la cosa manifestada. En esta honda aceptación viene la manifestación, ya que por la concentración la palabra hablada comienza a causar la actividad instantánea. Debo estar en silencio para entrar en perfecta comunicación con las cosas que me rodean. La ley del amor es el objeto divino de la creación, tal obediencia comienza como un sentimiento de calma, de paz y de bondad, cuyo centro está en el corazón. Su contacto con el mundo exterior tiene que venirle de un sentimiento interior. El amor no es una actividad mental, sino la pura y luminosa esencia que crea la mente. El amor es dueño de todo y sólo está ocupado en implantar el plan de perfección en acción y en todo. Así que es un constante derrame de sí mismo. El amor es la única base de la armonía y el correcto uso de la energía vital. En la experiencia humana esto se convierte en un deseo de dar, y dar toda la paz y la armonía del individuo al resto de la creación.

La juventud y la belleza tanto de la mente como del cuerpo, sólo pueden ser mantenidas permanentemente por aquellos individuos, que poseen la fuerza suficiente para cerrarle la puerta a toda discordia, y quien pueda lograr esto puede expresar la perfección y mantenerse en ella.

Si la paz, el amor y la luz no permanecen dentro de los sentimientos y pensamientos de un ser humano, ningún esfuerzo físico puede mantener el ser exterior expresando juventud y belleza. Cualquier discordia que el ser exterior permita pasar a través del pensamiento y del sentimiento, en el mismo instante se graba en la propia materia del cuerpo físico. La juventud, la belleza y la perfección, son atributos del amor que el ser divino está proyectando continuamente sobre su creación. Dentro de cada individuo está colocado el poder y la manera de mantener y aumentar esa actividad creadora, es perfecta y siempre creciendo. El poder del logro es la energía del ser divino en cada ser humano que nace en el mundo. Siempre está activo en la mente, en el cuerpo y el mundo. No hay instante en que esta magna energía no esté fluyendo a través de todo individuo.

El pensamiento es la única cosa en el universo que puede crear vibración y a través de ella, puedes calificar esta corriente de energía con lo que desees manifestar en la vida y el mundo. Esta radiante, iluminada e inteligente energía, está fluyendo a través de tu sistema nervioso y es la vida eterna y la vitalidad en las corrientes sanguíneas que corren por tus venas. El principio divino de vida es una actividad toda poderosa y omnipresente que te ha dado el padre o ser superior, para que la dirijas conscientemente, de acuerdo con tu libre albedrío. La verdadera inteligencia es sabiduría o conocimiento divino y esto no puede crear pensamientos errados. Los pensamientos errados vienen por las impresiones que han grabado en el intelecto, las cosas del mundo exterior del individuo, cuando uno permite que una idea de imperfección o separación de Dios ocupe su atención, entonces comienza a expresarse en su cuerpo y en su mundo una condición correspondiente. Nadie puede destruir la vida. Ella siempre ha sido, es y siempre es permanente.