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El éxodo de chinantecos y mazatecos

EL ÉXODO DE CHINANTECOS Y MAZATECOS
Foto(s): Cortesía
Lorena Jiménez Salomón

Aunque ellos son jarochos por naturaleza, por pertenecer al sotavento, su carácter difiere de las personas de los pueblos del bajo Papaloapan, ya que el cuenqueño es abierto de carácter, más dicharachero y valemadrista; y la gente de la Chinantla y de la zona mazateca son más recios de carácter, toman la vida muy en serio y como dicen en Tuxtepec, estos cabrones son más bravos que el carajo, cuando algo no les agrada ni quien los aguante; pero eso sí, son chingones para el trabajo y para la madriza de la tarea que le pongan a realizar, para ganarse el sustento diario.

La llegada de los hermanos chinantecos y mazatecos a la ciudad, cambió en gran parte la convivencia social de esta comunidad; en ese encuentro se fortalecieron las relaciones entre esos pueblos, una forma indispensable en que ellos se adaptaron a su nuevo tipo de vida; pues venían de ser separados de su vida cotidiana e identidad cultural y social de su lugar de origen.

Esto originado por los nuevos proyectos de la construcción de dos presas: la presa Miguel Alemán en Temascal a mediado del siglo pasado, y la de Miguel de la Madrid en Cerro de Oro a principio de la década de los ochenta. Obras hidráulicas con el intento de controlar las avenidas de los ríos que bajan de las montañas. 

Chinantecos y mazatecos se adaptaron pronto a su nuevo estilo de vida, sacados de sus hábitos culturales y sociales, enseguida se acostumbraron a las vivencias de la ciudad, y se volvieron tuxtepecanos absorviendo todo nivel de vida en las diferentes labores; las mujeres trabajando en quehaceres domésticos y comercios, y los hombres en diferentes trabajos como la albañilería, talleres e industrias, o bien comercializando productos del campo por las calles de la ciudad.

Se hace necesario mencionar, que el gusto de los nuevos habitantes de Tuxtepec, ubicados principalmente en las colonias, aprendieron pronto la convivencia del pueblo que los recibió; y asistían a los bailes celebrados cada fin de semana en los parques de la ciudad, amenizados con algún grupo tropical o marimba orquesta.