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El arte de Guty: reflejo de su vida y sus pensamientos

Guty invita al espectador a sumergirse en un mundo de emociones, sensaciones, relaciones humanas y el autoconocimiento.
Foto(s): Cortesía
Redacción

“Él pinta lo que ve y cada que tiene algo nuevo que contar”; así resumió el estilo de sus obras el artista oaxaqueño Jesús Hernández, quien firma como “Guty”. 

En su taller ubicado en el lugar que lo vio crecer, San Martín Mexicápam, Oaxaca, el artista abrió un espacio libre, sin censura y armónico para permitir adentrarnos en su vida personal y profesional. 

Su taller es un oasis de creatividad en medio del bullicio diario; las paredes están adornadas con lienzos, máscaras y esculturas que cuentan historias de dolor, alegría, amor y pérdida. Cada pincelada parece llevar consigo una experiencia vivida, un recuerdo que se aferra a la tela con la misma intensidad con la que Guty se aferró a sus sueños y a su amor por el arte.

Guty se ha formado como artista a través de experiencias significativas en su vida; nunca conoció la suavidad de un camino fácil, pues nos cuenta que desde pequeño tuvo que afrontar situaciones de relación familiar, económicas, de violencia y discriminación.

Los cimientos de su arte

Tras la muerte de su padre, cuando él sólo tenía 17 años de edad, se vio obligado a pausar sus estudios para sumergirse en el mundo del trabajo duro, encontrando su primer hogar en los sitios de construcción como albañil. Sin embargo, en medio del polvo y el esfuerzo físico, surgió una fuerte conexión con su interés con el arte, pues en cada golpe de la paleta y en cada trazo de cemento, Guty encontraba la expresión de su alma. 

A pesar de que Jesús anteriormente había tenido otros acercamientos con el arte, nos menciona que esta experiencia laboral ha sido la base para la estética que refleja hoy en día en cada una de sus obras.

Podríamos definir el arte de Guty como expresionista, por su estilo subjetivo, lleno de colores vibrantes y trazos que danzan en la imaginación del espectador. En cada una de sus obras él cuenta su vida y responde al sinfín de preguntas sociales y emocionales que se hace constantemente, donde hace uso de elementos significativos que podemos ver plasmados en la mayoría de sus obras, como son los colores, los rostros, las cruces, los círculos y el corazón.

Cada uno de ellos aporta un simbolismo distinto en su arte: en los rostros busca reflejar el semblante de las personas, en la cruz plasma su acercamiento y creencias religiosas; los círculos representan su metáfora de “la serpiente de óvulo” hablando de que todo en la vida es un ciclo, y por último, el corazón busca reflejar sus atracciones sexuales, pero también lo usa para suavizar sus obras, y hacer un contraste con sus trazos  fuertes e intensos.

Ventanas del alma

Sin duda alguna, sus obras rebosan de una subjetividad que invita al espectador a sumergirse en un mundo de emociones, sensaciones, relaciones humanas y el autoconocimiento constante de él como persona y artista. Cada trazo, cada color, parece emanar de un lugar profundo dentro de su ser, como si sus obras fueran ventanas hacia su alma y a su vida.

La esencia de Guty como artista la podemos observar en su manera de sanar las heridas del pasado, de liberar el peso de las experiencias que lo moldearon, de transformar el dolor en belleza y la oscuridad en luz. A través de su arte, encuentra una voz para expresar lo que las palabras no pueden capturar, un medio para conectar con el mundo y compartir su visión única de la vida.