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Daniel El Negro Músico

Foto(s): Cortesía
Antonio Ávila Galán

Daniel “el negro boom”, vivió como quiso vivir, nunca le pidió deseos a nadie, ni tan siquiera un leve suspiro al viento; y como él decía: “no le pido nada a nadie ni a mi negra noche”. Bohemio entregado a la sabrosa vida. A veces trabajaba de albañil, sastre, peluquero, mecánico, carpintero y aprendió además a leer notas musicales. Dedicado a la tarea de la música, las noches de lunes a viernes, cuando todo madreado por la chinga del día con la cuchara y la mescla como maestro albañil; asistía a las clases de solfeo con don Carlos Llerena, quien tenía su casa y su pequeña sala musical, en la esquina que hace la Av. cinco de Mayo y la calle Morelos. Don Carlos era un señor güero, fabricante de gaseosa (bebida refrescante) en Tuxtepec en aquella época del siglo pasado. Tenía el conocimiento de saber leer las notas musicales, transmitiendo dicho quehacer artístico a varias generaciones del pueblo y la región. 

Daniel como buen y atento muchacho, sí que consiguió pronto el aprendizaje de la lectura de los acordes musicales, y emprendió su carrera de trompetista (testarudo bohemio), debido que formó parte de un nuevo grupo musical en la colonia del Ingenio Adolfo López Mateos, con gente procedente del estado de Jalisco y pronto fue conocido en el pueblo como el “Negro Boom ”, de ahí se convirtió en uno de los pocos músicos que sabían manejar notas musicales, pues él no era lirico, le decían sus compañeros: “este cabrón negro es un  letrado y todo un señorón de las fiestas de Tuxtepec”. 

Daniel tocó mucho tiempo con el grupo tropical del “chamaco Roy “y su conjunto. Este fue el buen inicio de una inolvidable carrera musical; De un hombre inquieto e inteligente. Bohemio de corazón, Daniel pronto se trasladó con toda y carga de vocación musical al puerto de Veracruz: - música y canticos hacia el amor tropical-. 

En el puerto se convirtió en músico de mariachi, calificado como la primera trompeta. La buena bebida nunca la dejó, amó el buen vino y la cerveza. Fue un buen bebedor de la bohemia musical en el tiempo y la distancia. Quién diría que “el negro boom, el negro burundanga, el negro Casius Cley” sucumbiría ante la vida como dice la canción, “por el amor de una mujer”. Este personaje para sus adentros, tal ves se preguntaba como era el verdadero amor que se le debe tener a una mujer, porque el creyó en todo lo que a veces desea o quiere una mujer, pero a lo mejor  el “negro Daniel” nunca pensó que por mucho que ames a una dama, ellas también se equivocan y no saben lo que quieren. Dada su buena fama de trompetista en el puerto de Veracruz, fue invitado a pertenecer a un grupo de mariachis en la ciudad turística de Cancún. Ahí gozó con gran regocijo su reconocimiento de buen trompetista, sintió con más profundidad el amor por la mujer amada y se inspiró en el canto del mar en noches de bohemia. “el negro” Daniel, un hombre moreno de regular estatura, de carácter muy amigable;  sucumbió ante las vivencias de gritos y lágrimas. En la ingrata vida. Nostálgico se vuelve el cuerpo, poético el corazón, y con la cerveza a media garganta, recuerdo haber visto y escuchado a Daniel el negro músico y cantautor quien le compuso una serie de canciones a la mujer inolvidable. En el patio de su casa bajo árboles de naranja y guayaba en Tuxtepec su ciudad natal; el grito de Daniel se abanicó en horas de la madrugada, ya enfermo con botella en mano, con lagrimas en su alma, con el corazón herido de tristeza, con la nostalgia colgándole de un hilo al “negro boom”, “el negro burundanga” gritaba a gemidos y chicotazos al aire, con su voz ya ronca el nombre de su amada: ¡Oh amada mujer donde estas a estas horas!. Por ella compondría Daniel muchas notas musicales, entonándolas en la nostalgia armoniosa de la trompeta. Parece ser que el viento anotó sobre algún árbol esa noche, el nombre de la mujer inolvidable entre las sombras de su follaje:  

“Octubre otra voz de piedra/enterrando cruces/en el contagio de las sombras”. 
Esa noche, Daniel con su impávida voz, hizo llover licor en el amor inolvidable en su piel de cuervo. Frente a su casa las aguas del Papaloapan, “tatuaban figuritas cotidianas/ en el dolor de las horas que nos pesan”. 

“Ante las miradas de grillos trasnochadores/en la memoria de las piedras/ se silencia la necedad del miedo”. 

                                                                                                               25 DE ENERO DE 2021