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Biblioteca Pública Municipal- ISSSTE (12 de abril de 1986)

Foto(s): Cortesía
Antonio Ávila Galán

I

Joaquín Soto Sierra

Primer Bibliotecario de Tuxtepec

 

La Casa de la Cultura se fundó en el año de 1979, con una estructura moderna para su tiempo, contando con un amplio auditorio, sala audiovisual y varios talleres como el de artesanías, dibujo, pintura, jarana, música latinoamericana y danza. Una Casa de Cultura del tipo que tiene nuestra ciudad, son dos en el país, la otra está ubicada en San Luis Potosí. Esto gracias al Dr. Víctor Bravo Ahuja, quien con el tiempo fue nombrado hijo predilecto de Tuxtepec.

La ciudad contaba en ese entonces con una Biblioteca Pública Municipal llamada Margarita Maza de Juárez, con más de diez años de servicio, situada en la parte baja, en una amplia sala de la Cámara de Comercio (La CANACO actualmente), de allí surge el primer bibliotecario de Tuxtepec, llamado Joaquín Soto Sierra, mismo que en todo el pueblo fue conocido como El Charrito, originario del Barrio Abajo. Nuestro personaje fue hijo de don Joaquín Soto Joachín, este señor dio vida a las mojigangas del Tuxtepec de antaño, antes de 1950 cuando los tuxtepecanos festejaban a tales figuras, con luces como si fueran tigres de bengala, debido a que caracterizaban diferentes tipos de animales como iguanas, lagartos, garzas, etc. Las mojigangas eran paseadas por las calles y avenidas de Tuxtepec, esto con los años fue siempre un verdadero éxito, un paseo lleno de sorpresas agradables, en el que niños y jóvenes se deleitaban de sana manera y los adultos gozaban de esta forma carnavalesca del pueblo de ese entonces, pues el paseo lo hacían acompañado de música de marimba orquesta y jarana.

En el espacio de la Cámara de Comercio, donde se ubicaba la biblioteca; un peregrinar de niños, jóvenes y adultos diariamente se reunían con Joaquín Soto Sierra, el bibliotecario municipal quien, con voluntad espontánea, ánimo y entrega a su trabajo; pregonaba el amor a la lectura, mostrando con orgullo a los asistentes, los cientos de libros exhibidos en los estantes de madera; para que el usuario se fuera familiarizando con ellos. Quién no conocía a Joaquín Soto El Charrito; al que las amas de casa, al igual que varones de la época, estimaban por su dedicación al trabajo de bibliotecario al atender a sus hijos; hoy muchos de aquellos niños y jóvenes son profesionistas; ingenieros, licenciados, maestros; y recuerdan con agrado al mentor, recuerdan que por las mañanas y las tardes de lunes a sábado recorrían el amplio pasillo de la Cámara de Comercio, donde se veía el local adornado con estantes llenos de libros, de la Biblioteca Margarita Maza de Juárez. Joaquín Soto Sierra conocía la tónica de su deber como bibliotecario, por eso se volvió el maestro de muchos jóvenes del pueblo, ya que la sala de lectura se convertía en salón de clases todos los días; donde los niños y jóvenes de primaria, secundaria y bachillerato se reunían a realizar sus diversas tareas, investigaciones, dibujos y ejercicios de ecuaciones matemáticas; el coco de dichos estudiantes, esto bajo la enseñanza, paciencia y guía de Joaquín Soto Sierra, porque si algo tenía este honorable ciudadano ‒primer bibliotecario de Tuxtepec‒, es que fue bueno enseñando matemáticas, física, dibujo, pintura, y muchas veces se le escuchó masticar el inglés. Siempre mostraba su mejor manera de enseñar con esmero, nunca se le escuchaba un pero. Por lo mismo le tenían estimación y respeto aquellos niños y jóvenes; hoy dichas generaciones, personas mayores, recuerdan con agrado a quien en muchas ocasiones dieron dolores de cabeza, por tantas maldades e inquietudes como jóvenes estudiantes que eran. Hoy en sus charlas de hogar o reuniones de amigos; recuerdan a dicho personaje que nunca cobró centavo alguno, por tan esmerada enmienda, en el tópico de la enseñanza-aprendizaje.