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"El burrito", 80 años de tradición

La panadería "El burrito" es un ícono en el barrio La Piragua.
Foto(s): Gil Lira
Anel Torres

TUXTEPEC, Oax.- Panadería El Burrito forma parte de la historia de Tuxtepec desde hace 80 años, un pan que es toda una tradición y que ha pasado de generación en generación, sobreviviendo a la modernidad, una pandemia y las crisis económicas que se viven en el país.  

Teresa Salcedo Bravo, hija de Manuel Salcedo Ramírez y Cristina Bravo de Salcedo, es quien está actualmente al frente de la panadería que se ubica en el barrio de la Piragua. Ella y su hermano Ignacio son quienes siguen horneando el tradicional pan.

80 AÑOS DE HISTORIA

La panadería “El Burrito” fue fundada en 1944, con 79 años de historia, casi 80.

Doña Teresa, a sus 70 años, recuerda con orgullo y admiración a su padre, un hombre que dijo a pesar de no contar con estudios logró fundar su panadería luego de servir en el ejército y que un comandante le compartiera la receta.

“El tenía mucha amistad con un comandante, ese comandante  le dio la receta y le dijo, con lo que te den empieza. Mi padre no era panadero, ahí fue donde se hizo. En aquel entonces 17 pesos le dieron en el ejército cuando se retiró y ese fue su capital para iniciar”. 

Su papá aprendió a hacer el pan y a vender en la panadería, poco a poco comenzó a llevar el pan a comunidades como Paso Canoa, Camelia Roja, Ojitlán, entre otras. Había lugares donde llegaba en camiones y para entrar a otros conseguía burritos para trasladarse de comunidad en comunidad.

“Cuando mi papá iba a las comunidades, los niños lo veían y gritaban, -mamá, mamá ahí viene el pan de burrito- y fue así como se quedó el nombre, hasta la fecha”. 

Ante esto, don Manuel se inventó un sello, donde dibujaba al pan un burrito y las iniciales de su nombre “MSR”.

Ella y sus seis hermanos comenzaron a ayudar en la panadería desde muy chicos. Con el tiempo les apodaron, los burritos, un sobrenombre que les causaba mucho orgullo. 

Originalmente el pan se realizaba de panela, hoy en día lo realizan de azúcar. Poco a poco,  a todo pan de panela se le comenzó a conocer popularmente como “pan de burro”. 

“Antes mi papá era el rey del pan de burrito,  se hacía mucho pan, en promedio 18 a 20 bultos diarios, era día y noche la producción”. 

Originalidad e ingenio

Doña Teresa recuerda cómo su padre fabricó la mayor parte de sus herramientas, con el objetivo de facilitar la producción. 

“Mi papá tuvo que hacer otro horno allá atrás y abrir una panadería que daba a la otra calle, actualmente solo se conservan los hornos de ladrillo rojo”; mismos que se siguen trabajando por su hermano Ignacio, “Don Nacho”

En un inicio su papá hacía el pan con leña, sin embargo, poco después salió la prohibición de la tala de montes, por lo que comenzó a idear una forma de cocer su pan.

“De la noche a la mañana él se lo imaginó y comenzó a hacer su horno; primero lo hizo con petróleo,pero dejó el pan oloroso a petróleo. Un tío de Tierra Blanca le dijo que lo tenía que adaptar a gas y con ese horno seguimos trabajando, desde hace 40 años”. 

Pero el horno no es lo único que don Manuel hizo con sus propias manos e ingenio. 

Doña Teresa recuerda que en aquellos años otro panadero, con mayores recursos comenzó a industrializar su panadería y le mostró su equipo a don Manuel, revolvedoras con una gran capacidad que facilitaba el trabajo, justo lo que necesitaban. 

“Mi papá ahí en su mesa donde comía nunca le faltaba una libreta de cuadritos y su lápiz.  Llegó de allá y todo lo traía en su mente. Comenzó a elaborar su propia revolvedora, la del otro señor era para un cuarto de harina y mi papá la hizo para un bulto, compró un motor de cinco caballos y mandó a hacer con Coco Liso, un laminador, incluso le pusieron baleros y manigueta para que la revolvedora corriera”. 

Mantienen la tradición

Actualmente se hacen de dos a tres bultos entre los dos hermanos, doña Teresa y don Nacho. “Yo sola me hago uno, en caso de que llegue un pedido grande estamos preparados”.

El pan es de un tamaño regular  y a un costo todavía accesible de seis pesos, con el objetivo de que las personas que los llevan a las comunidades puedan darlo  aun buen precio y ofrecen un producto de calidad

“Eso es lo que mi papá procuraba, que esto siguiera, siempre decía de ellos voy a vivir yo y ellos van a vivir de lo que yo hago”. 

Sus hijos, sus sobrinos, sus nietos ya comienzan a meterse a la panadería para continuar con la tradición. 

La familia tiene la esperanza de que su panadería llegue a los cien años de vida, meta que aseguran podrían alcanzar, luego de sobrevivir a adversidades como la pandemia de salud y las crisis económicas que en más de una ocasión han golpeado a las familias.

La panadería oferta el pan de burro calientito después de la 1 de la tarde y en Todos Santos recibe cientos de personas, ya que el pan de muerto es otra de sus especialidades.