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En los pueblos Mazatecos y Chinantecos

Altar de muertos
Foto(s): Cortesía
Antonio Ávila Galán

Los altares del día de muertos son muy respetados

Nadie debe pelear en esos días

Todo es sonreír y estar contentos.

En Ojitlán para poner los altares del día de muertos nos esmeramos mucho, se pone toda clase de frutas, menos la manzana, porque según las enseñanzas de nuestros ancestros, la manzana es símbolo del pecado y el difunto cuando regresa de visita ya fue purificado. Generalmente con tiempo se siembra la caña, el camote y el plátano, se hace un buen trabajo para tener bastante fruta para Todos Santos. Yo quiero mucho a mis muertos, por eso diez días antes me voy a cazar un tepezcuintle, o bien un mazate o armadillo y algún otro animal que pueda traer. También voy a pescar para hacer un buen pilte de pescado o una mojarra seca asada. En Ojitlán acostumbramos poner cacao en los altares, es como un símbolo de espiritualidad. Se tiene la creencia de que el que fallece este año no puede venir a ver el altar que le hicieron sus familiares, ya que no tiene permiso; ese primer año es la etapa de purificación, porque debe pagar lo que hizo en vida aquí en la tierra. Ya vendrá el año siguiente y estará con nosotros derramando su alegría por regresar a su tierra. Un manojo de lágrimas es el que desbordamos por el recuerdo de los que se fueron ese año.

En los pueblos Mazatecos y Chinantecos se tiene mucho respeto a todos los niños, porque ellos representan la inocencia, no han pecado todavía, su mirada es humilde, observan a la naturaleza y se sonríen con ella; por eso si un niño muere, el día primero de noviembre que les toca llegar, hay que recibirlos con mucha alegría; ellos sí vienen el primer año porque les dan permiso debido a que no tienen ningún pecado que limpiar. En esos días a los niños vivos no se les permite salir solos al campo, y también las personas adultas deben adquirir el hábito de esperar con toda la familia la llegada de las almas inocentes de sus difuntos, por eso los mazatecos y Chinantecos, ocho días antes hacen la labor en el campo para formar el altar.

Los altares nunca se dejan solos, frente a ellos está el papá o la mamá, los abuelitos con los niños. Nadie debe pelear en esos días, todo es sonreír y estar contentos, se prohíbe hacer la relación sexual durante cuatro días como respeto a nuestros fieles difuntos, porque ellos al visitarnos ya vienen purificados de la carne, ya no son materia, sólo esencia divina. Por lo mismo, cuando se muere un familiar se deben guardar cuarenta días para hacer el acto sexual. Nadie pelea, hay buenas relaciones y armonía, se ayudan las familias entre sí para celebrar la fiesta de Todos Santos.

Cuando muere una persona mayor, si es hombre, la viuda entrega en el sepulcro una vela y cerillo para que el alma del difunto ilumine su camino, si no hace esto, traerá consecuencias porque el alma del que murió andará vagando a tientas. Lo mismo sucede si muere la esposa, si no le ponen vela y cerillo, ella caminará sin cesar, no mirando el sendero por donde transita su alma, andará entre brumas y a tientas.

Tenemos muchas creencias los mazatecos y Chinantecos, pero amamos demasiado a nuestra madre tierra, es la que nos cobija para vivir, debemos cuidar la naturaleza y no atormentarla, existir en armonía con ella y mantener el río limpio para que nos dé bendición al beber su agua y cuide nuestro organismo.

También existe la creencia de que al morir una persona no debe llevar al sepulcro ningún elemento de metal como cadena o anillo, al respecto, si es hombre se le debe quitar el cierre a los pantalones, para que tenga la gracia de ir libre por el sendero donde se purificará su alma, porque al fallecer una persona entra a un camino donde la materia ya no es nada. Si los familiares insisten que se entierren con el difunto la ropa y el metal, éstos se deben poner fuera del ataúd, incluso si tiene dientes de oro se los tienen que quitar.

Entre los pueblos a veces hay diferencias sobre la creencia de lo que es necesario poner en el altar de muertos, por ejemplo en Ojitlán, tierra de Chinantecos, la manzana no se debe poner porque simboliza el pecado de Adán y Eva, y en Ixcatlán, que es un pueblo Mazateco, en el altar no ponen carne de res por los cuernos que simbolizan a Satanás y representa la maldad del mundo. 

Lo que sí utilizan todos los pueblos hermanos Chinantecos y Mazatecos es el copal, porque ahuyenta los malos aires, purifica a los buenos espíritus, elimina los fantasmas de la oscuridad y agiganta el respiro divino del sueño eterno.