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Oaxaca cumple 489 años en tiempos de pandemia

Foto(s): Cortesía
Lorena Jiménez Salomón

Hoy, la ciudad de Oaxaca cumple 489 años. Este espacio en el mundo: “es sagrado y es el lugar idóneo para la creación” manifiesta, con un dejo de nostalgia, el cronista de la ciudad, Jorge Bueno Sánchez. Cierto de que Oaxaca merece ser festinada aún en la pandemia, exhortó a los oaxaqueños a seguir creando.

A 11 años de cumplir 500 de su fundación, nombramiento que en 1532 le otorgó el Rey Carlos I de España, quien la elevó de Villa de Antequera al rango de ciudad, este año Oaxaca también celebra otro acontecimiento, los 500 años de la primera misa, ya que fue el 25 de noviembre de 1521 cuando se ofició.

“Oaxaca posee la hibridez que nos da la mexicanidad y que nos da nuestra identidad''. Con este orgullo, Jorge Bueno Sánchez invitó a los oaxaqueños a trabajar por la ciudad y por sí mismos, así como han hecho toda la vida: “Recordemos la frase de don Benito Juárez: si no hago yo las cosas, no puedo esperar que alguien venga a hacerlas. Esta es una ocasión para celebrar nuestra identidad, que es el rostro amable y noble que poseemos. Aquí conservamos lo mejor de hace siglos. Así que los exhorto a cuidar a la ciudad, a defender esta ciudad y por supuesto: a seguir amando esta tierra”. 

Si bien confesó, que no está alegre, sino muy triste, alentó: “¡Hay que festinar a Oaxaca!” Recordó que cada 25 de abril, antes del 2020, era la oportunidad de ir al Teatro Alcalá a la ceremonia, acudir temprano al tañer de las campanas de la Catedral. “Hoy no tenemos mucho que celebrar, pero hay que festinar la fecha”, defendió.

Cómo celebrar los 489 años en pandemia

El cronista de la ciudad alienta a que la ciudad debe de continuar luchando por sobrevivir, así como lo ha hecho durante miles de años. “La ciudad luce hermosa, luce triste, luce con un trabajo que se hace día a día en el Centro Histórico todos los días, el trabajo de reconstruir en la mañana, todo lo que destruyen en la noche, para así regresar nuevamente su esplendor”.

A pesar de estos actos que la vandalizan, la destruyen, asegura que Oaxaca es una ciudad que a pesar de todo no está ni vacía, ni sucia, ni abandonada:  “En una forma muy rara la gente se mueve, con los vidrios de sus autos hacia arriba, con cubrebocas, con sana distancia. Aquel abrazo fraternal, aquel estrechar la mano quedaron en el pasado. El cargar el atomizador y el gel ha hecho de nosotros otra vida, el uso del cloro se intensificó, los recintos y espacios huelen a cloro, pero es la forma de combatir un virus que está en todos sitios,  donde menos lo esperamos”. 

“Desde el 2020, con la declaración de pandemia, se suspendieron todos los actos culturales a los que estábamos acostumbrados, los que nos reunían, los que nos permitían una socialización, comulgar con aquellos que era afectos a las exposiciones pictóricas, a las sesiones literarias de las poetisas oaxaqueñas, a las presentaciones de libros y a actos verdaderamente artísticos y literarios”. 

Hoy, a más de un año de declarada la pandemia, el cronista de la ciudad percibe una tristeza ante lo cual expresa: “Sé que quisiéramos que este 25 de abril se pudiera conmemorar dignamente, pero el ayuntamiento, reducido a las observancias de la salud, no puede actuar abiertamente. Esto nos impide participar y nos quedamos reducidos en espacios pequeños de la casa, de alguna oficina, trabajando aisladamente. Sí nos ha exaltado la tristeza, nos embarga un sentimiento no de intimidad, sino de aislamiento”. 

 

Como cronista de la ciudad de Oaxaca compartió la tristeza de que se perdió mucho de lo ganado, ante lo cual tiene la firme idea de lograr conseguirlo nuevamente: “Esto debe terminar este año y debemos acostumbrarnos a vivir de forma distinta. Sí tenemos que luchar por volver a tener el ritmo de vida que teníamos en la literatura, poesía, pintura, en la música, en todos los aspectos que nos identifican como una reserva espiritual de la mexicanidad”.