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Actos heroicos en 1944

Historia de Tuxtepec
Foto(s): Cortesía
Antonio Ávila Galán

II

DON FELIPE DE VALENCIA

A temprano tiempo, en vuelo de la memoria, las sombras pululan estacionarías por todas partes, no se sabe si es la demencia la mejor forma de saberse olvidado, o si es posible recluirse en el suplicio desarropado de las horas de aquel tiempo.

El padre Silviano junto a su compañero inseparable don Felipe de Valencia –Felipito, como le llamaban de cariño- bendijeron la ocasión del acto heroico realizado por las autoridades municipales de ese año 1944, y por el alcaide el señor Eduardo Vanvollenhoven Cruz, quienes tomaron la decisión de abrir las puertas de la cárcel municipal, para dejar libres a los presos que ahí se encontraban, porque es de suponerse que las aguas del Papaloapan estaban casi ahogando a la reclusos, y estos gritaban desesperados, rezaban atónitos, se santiguaban, se hacían uno en el montón y se arrepintieron de sus pecados –de seguro así fue-. Aquí no quedaba más que atribuirse esa oportuna decisión a como diera lugar, no importa si se equivocara o no, el cuento es que, como memoria de ese acto heroico y oportuno, el veinticuatro de septiembre de cada año en Tuxtepec se celebra el día del preso, teniendo como marco principal, dejar libre a unos cuantos reclusos, que cumplan ciertos requisitos en la disciplina de trabajo y conducta.

Por otro lado, en Tuxtepec no habría historia que contar porque supuestamente nadie, antes del 44 nació en este pueblo, debido a que el archivo completo del registro civil se perdió en las aguas del río, en la mencionada inundación, sin embargo, el archivo parroquial, donde se encontraban los documentos de fe de bautizo, fueron salvados cuando don Felipe de Valencia , el sacristán permanente por muchos años en la parroquia de Tuxtepec, en un acto heroico, subió los archivos al coro de la iglesia.

El párroco Silviano Pérez junto a su fiel sacristán Felipito de Valencia, el día sábado veintitrés de septiembre por la mañana, decidieron tocar las campañas para llamar al pueblo a refugiarse en la iglesia, no se podía esperar más tiempo para correr y resguardarse, pues se veía claramente que se esperaba una enorme inundación, y la tarea de Silviano Pérez y Felipe de Valencia, era ayudar a la gente del pueblo recibiéndolas en el santo altar: hecho invaluable en salvar el único testimonio de Tuxtepec que habla de antes del 44 –el archivo parroquial que dormitara junto al jardín zoológico en el atrio de la iglesia durante los días de inundación–, este jardín fue el primero que hubo en Tuxtepec-, se encontraba junto al curato de la iglesia y lo integraban tortugas, peces, vistosos pavorreales, patos y pichichis, estos últimos correteaban a gente grande y chamacos, picándoles las nalgas cuando se descuidaban. Este zoológico fue el que también salvó don Felipe de Valencia en un acto de voluntad y buen augurio.

Sin duda, que se integra al recuerdo toda una gama de sucesos que no se reconocen como buenos ejemplos, y ni si quiera como una realidad de nuestro pasado, testimonio actual que marca una gran indiferencia por parte de la sociedad tuxtepecana, en no hacer un reconocimiento a estos héroes del pueblo. En ese año de 1944 el presidente municipal era el señor Felipe Matías y el alcaide Eduardo Vanvollenhoven. Para muestra de una dolida desmemoria, todavía sigue erguida la parroquia de aquellos tiempos, ahora catedral, queda sólo la somnolencia de la sombra del kiosco del parque Juárez, y el alma perdida entre los árboles de mango de lo que fue la Casa Verde. Crímenes al fin, de lo que cuesta ser ingratos especímenes de inhóspitos recuerdos.

 

Testimonios de Rodolfo Lavalle AcevedoErnesto Vanvollenhoven Huervo.